La musica de Mejico en sus hoteles, restaurantes y su pueblo

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Mejico es un país básicamente alegre, fuerte, machista, indomable. Su música, su gastronomía, sus danzas, sus manifestaciones vitales así lo demuestran. Y en turismo se transmite en cada sitio, en cada restaurante, en cada unos de sus hoteles, en cada parador, el alma de Mejico y su gente.
La música representa al pueblo, transmite sus mensajes, sean éstos de alegría, dolor, esperanza, amor. La música une a la gente y las hace participar en las representaciones colectivas. La esencia de una nación se ve reflejada en su música, y esto es algo que sucede con Mejico.
La música mejicana tiene sus inicios en la época precolombina. Los conquistadores españoles que arribaron a Mejico dieron fe de las manifestaciones musicales, sinembargo, en pos de conquistar estas tierras y sus pueblos, destruyeron casi en su totalidad las fuentes más importantes de la música autóctona, tal como hicieron con el Templo Mayor de Tenochtitlan, en donde se alojaba un conservatorio y en el cual los sacerdotes aztecas podían cantar.
Del paso de los españoles quedaron vestigios de la música mejicana. Sobrevivieron unos pocos instrumentos, flautas de caña, percusiones de caparazón de tortuga, y unos cuantos cantos populares y danzas rituales.
A partir de ahí, la música mejicana renace, estableciéndose una fusión con la nueva música traida por los conquistadores. En su evolución participa, posteriormente en el siglo XIX, la influencia de los soldados de Napoleón III. De esta fusión salen los mariachis y su música, atribuyéndose el término mariachi a una mejicanización de la palabra francesa "mariage", o matrimonio, y que constituye el paso último de la música popular de Mejico.